miércoles, 6 de marzo de 2013

Mil

Por esas pequeños sensaciones que te hacen sentir cada parte de tu cuerpo, soltar palabras sin abrir la boca, soñar en una sala pequeña iluminada con una luz muy blanca a pesar de saber perfectamente de que el tic tac del reloj se te clava en los oídos en el pasillo y que los problemas llaman sin prisa pero sin pausa acercándose. Por esos momentos donde notas perfectamente la reacción de tu piel, cuando se resbala la ancha camisa por los hombros, cuando el pelo recogido en una coleta aterriza sin rumbo fijo entre los hombros, el tintineo de los pulseras al chocar se entre ellas, el suelo resbaladizo por las gotas de lluvia. Dicen que no existe la magia, y en parte tienen razón, no existe sin más, hay que crearla, hay que imaginar, hay que soñar, abstraerse, evadirse, volver de la luna en caída libre y zambullirse en la realidad haciéndola perfecta, la belleza está en los detalles, los recuerdos son reales con esos pequeños gestos, la vida saca sonrisas por cosas así.
Mientras no te intereses por nada, todo irá bien.

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