lunes, 1 de julio de 2013

Hoguera en la playa


Y debajo de todas esas llamas candentes solo quedan cenizas, un amasijo enorme de cenizas, a veces se ven destellos verdes en las llamas, fruto de la tinta del papel que ahora no son más que virutas calcinadas que vuelan rozando las mejillas, enredandose en el pelo. Todo eso equivale a un año de trabajo, de noches sin dormir, de mañanas con ansiedad. Disfruto como una niña pequeña desgarrando l'Orange de Ponge en cuatro y tirando uno a uno sus trozos viendolos arder y desaparecer. Uno se escapa valiente, meto la mano dentro de la cuna de las llamas evitando su contacto y recupero el trozo chamuscado por las puntas... que casualidad... al igual que la pepita que sobrevive despues de haber exprimido la naranja, el mensaje sobrevive al fuego. No por mucho tiempo. Hago una bola con aquellas palabras tan enredadas y la tiro justo al medio. sin escapatoria. Y tan sólo... Ya no es. Un momento superado, una preocupación menos. Malditos liantes.
Para ser una tarde de junio, hace frío, te acercas más al fuego buscando un calor que no llega. Eres la única. El resto se apartan acalorados. El ruido del mar de fondo. Una oleada de recuerdos sacude la mente. Esta siendo una noche rara,maravillosa, digna de ser recordada. Rodeada por un montón de gente pero con la mente en ese falorillo que lucha por despegar hacia el cielo. Lo sigues con la mirada hasta que los edificios te hacen perderlo de vista. Pero sabes que sigue volando, allá donde vaya. La luna llena disfruta de su belleza, asomándose en el mar, viendose reflejada, sonriendo por algo que nos es completamente ajeno. A mi y a ti, a la naturaleza humana, al amor de una noche de verano. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario