domingo, 27 de octubre de 2013

Emoción

-¿hoy no coges a Azafrán?
-no, necesito caña
La primera sensación al subirte es la de que te falta medio caballo, que pequeño y delgado lo ves de repente, las piernas están mucho más juntas y te da la impresión de que si te asomas hacia delante te caerás porque falta un potente cuello con una frondosa crin caoba.
Pero cuando te acostumbras a su altura que sigue siendo la de un potro relativamente joven, el  Viaje es mucho más ligero, tu mente esta en otro lado y no en las riendas. Hoy no aparecen ampollas ni quemaduras en las manos y en el galope te dejas el alma. Te da lo mismo: si se cierra mucho en las esquinas, tu le invitas a ladearse más.
Ha habido galope en grupo, normalmente es odioso porque no puedes adelantar, pero al cabo de cinco vueltas, en un espacio relativamente pequeño, cada caballo iba en una dirección y esquivabas a los otros por los pelos, el silencio reinaba en la pista, pero era un silencio salvaje. Las potentes patas hacían notar las vibraciones de su cuerpo contra el suelo y había una ligera brisa

-vale, ahora frena, sin hacer ruido  y concentrate en tu caballo, ¿notas su respiración?
Todo el mundo calla pero al cabo de un rato eres la única que notas las suaves sacudidas de su cuerpo.
-si lo hacéis habéis trabajado bien, id a la ducha

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