La casa azul, la casa azul
aún sigue en pie mirando atrás.
Su gran portal con poca luz
a nadie ya le invita a entrar.
No queda en la ciudad
por conocer su habitación,
no hay nadie más que quiera entrar
allí otra noche.
Las arrugas en su seca piel
no se acuerdan ya ni de quién fue.
El amor fue su profesión
y el honor fue su maldición.
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