sábado, 14 de julio de 2012

Hipica

Esto de montar a caballo es muy entretenido. Los caballos se nos parecen bastante aunque pueda parecer increible, tienen días malos y buenos, en los que están cansados y en los que solo quieren correr y correr. Como te toque un día muy soleado, tendrás que pelearte literalmente con el caballo para prepararlo y ponerle la manta (al menos el que suelo montar -.-) cada caballo tiene sus manias tontas y no tan tontas: los hay que quieren acercarse mucho al muro para que te dejes la pierna, otros te muerden, otros levantan la cabeza para que te rompas la nariz, otros no les gusta correr y hay que insistirles todo el rato cuando al resto tienes que frenarlos, los hay cabezotas, también los que no soportan ir detrás de un caballo, o sino los que solo hacen lo que haga el caballo de adelante. Eso sí, en este trabajo de equipo, una vez en la pista, es único, se te cansan las piernas con el trote inglés pero sientes a la perfección el ritmo del caballo, y cuando vas a galope... es una sensación que no cambiaría, sabe a libertad, a volar con unas alas de angel. Intentar fundirse con las diferentes pruebas de la pista, notar el humor del caballo... Y después llega la hora de la ducha, en la que al cabo de un minuto ya no sabes quien de los dos teníais que ducharos de lo empapados los dos. Una gran zanahoria como recompensa una vez seco:)! y listo, a la semana que viene

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