miércoles, 5 de febrero de 2014

Nature

Los textos en inglés se te escapan por completo y las preguntas también. Estas exasperada y el reloj marca que falta aún media hora para el final del examen. No sabes como entretenerte. La hoja de color amarillo pálido yace en un rincón de la mesa con las réplicas que les ha contestado a tu compañero de la derecha. Te pones de lado observando la sala. Todas las cabezas están metidas en los exámenes, menos los de Valenciano que se adormecen en la otra punta de la sala con la cabeza pegada contra la pared.
Con cuidado, para entretenerte, te recolocas la ropa, estiras las medias y bajas el vestido, te frotas los ojos para asegurarte de que el maquillaje no se ha corrido y juegas con algún mechón de tu pelo. Dejas caer despacio la cabeza hacia tras, y buscas en la sala algún detalle en el que detener tu mirada. Tu compañero que ha acabado casi al mismo tiempo que tu te dibuja un caracol en su brouillon mientras te lo enseña haciendo ruidos dignos de una babosa de dibujos animados. Y de repente, tu mirada se pierde por la ventana, en el que deslumbra ese azul Mediterráneo adornado con pompones blancos...

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