jueves, 19 de junio de 2014

Los extremos son lo que son

Despreciar el trabajo de los demás. Olé. Lo has hecho fantásticamente, una bonita manera ofensiva de despreciar el esfuerzo y sacrificio que hacen nuestros padres, todos, claramente, unos pijos de alta cuna (otra cosa que también me repatea... En este mundo de inconformistas, tener dinero es ser un cruel tirano explorador y una persona que es una inútil incapaz de conseguir nada por sus propios medios como... Mmmm.... La inteligencia... Porque si, señores, el dinero crece en los árboles y ganar con sudor lo que has conseguido hasta ahora es ciencia ficción). Os explico: somos todos unos malditos pijos alicantinos, unos adinerados de pocas luces que estamos en el colegio que estamos porque nuestros padres querían encerrarnos en un ambiente pijo.
Cuanta tontería. Cierto, no lo voy a negar, estudiar en el liceo francés me ha permitido tener ese espíritu crítico y mis capacidades de razonamiento ( aunque sea muestra de egocentrismo... Me arriesgare a confiar en mis habilidades por una vez) y por eso afirmo que es un maldito "lujo". Porque mis padres han dejado sus horas de sueños, sus vacaciones, sus caprichos, entre otras muchas cosas de las que podrían no haberse privado llevándome a un instituto público, en esto, en mi educación. Y vaya por donde.... Me hicieron optar a la beca de excelencia, por poner un ejemplo. O entre esos cuatro alumnos, tres de ellos pagan el liceo. No merece la pena arraigarse así a tanto detalle... Supongo que a todo padre le sale la vena de padre coraje de vez en cuando. Aunque siempre se puede tener más tacto.

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