domingo, 30 de junio de 2013

Los héroes siguen cayendo

Y llueve y ya no son gotas... Sino lágrimas. Las lágrimas de héroes que poco a poco se desvanecen de las memorias. Gente noble, sincera y valiente. Y aún así desprendieron lágrimas y lanzaron verdades afiladas, de esas que duelen, atraviesan la piel despacio y con agonía y dejan caer apenas gotas de sangre. Pero son rastros que se secan en la húmeda arena, un paso borra el otro. Fidelidad. Principios. Honra. Sacrificio. No son de hierro, lloran, las lágrimas siguen siendo suyas. Ese pensamiento huye como el humo de un cigarrillo en una noche fría que se enciende porque no puedes dormir. Eran héroes, no de los que salvan a una barbie rubia y operada de un maleficio horroroso y acaban viviendo todos juntos en la casa de campo de Ken, sino de los que tienen un final más bien trágico, que se equivocan y corrigen... No puedo culpar a nadie de tener buena suerte... Pero normalmente los más grandes son los que se quedan antes atrás, son los héroes de la realidad y no los de Disney. Una existencia eterna sin gloria o breve y con la mayor de las honras. Depende del tipo de héroe... No hay un prototipo, tan sólo una cosa en común: hacen lo correcto aunque no sea lo que más le favorezca, se miran en el espejo sin arrepentimiento porque mejor no lo pueden hacer. Dan todo. 
Y justo ahora es cuando me caigo de la cama y me doy cuenta de que si quiero ver a un héroe tengo que buscar en novelas bélicas o en películas de ciencia ficción.

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