martes, 28 de enero de 2014

L.P.

“La cogió del brazo sonriendo, dándole a entender que la visita había terminado. Cuando llegaron al vestíbulo, la atrajo hacia él, cuando ya ni siquiera se lo esperaba, y murmuró a su oído:
-¿Venderíais vuestra alma para poseerlo, Emma de Mortefontaine?
Emma se arqueó bajo esos ojos que, tan próximos a los suyos, la quemaban, bajo esa mirada que indagaba en ella.
—Satán mismo la ha consumido ya —gimió cerrando los ojos, la boca entreabierta en espera de un beso.”

Pasaje de: Calmel, Mireille. “Lady Pirata.” 

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