Falling

Mucho tiempo sin sentir el cuero contra las piernas, menudo desastre, no consigo recordar mi medida de estribos y mis gemelos se han reducido tanto que las polainas parecen calentadores. Hay que calentar al caballo y llevarlo a la mano. Una vez hecho, hay que ver si me acuerdo de hacer suspensión. Primero "saltamos" una barra plana, bien, funciona, incidentes cero. A continuación se cruzan dos barras, ¿qué serán? No gran cosa, medio metro, el caballo si quiere puede pasarlo andando. Me río en voz alta, sí, Whisky andando, será patoso... Me llevo la mano al ematoma de la pierna, duele menos pero aún me molesta el tacto de los shorts. Hago una vuelta a galope para volver a ponerme, cojo una curva cerrada pero suficiente para un último sprint con tan mala fortuna que Whisky va a decidir saltar como si fuese un salto de concurso, estando poco preparada, aterrizo sin estribos en el costado del caballo, y el potro incómodo cocea y salta. El muro se acerca, por dios, sangre fría, si espero cinco segundos más me tirara el contra el muro y acabare hecho papilla de sesos. Sin tener mucho más tiempo, el caballo hace un último movimiento que acaba por tirarme contra la arena, haciéndome rebotar lejos de sus patas. La cabeza rebota como una pelota de tenis, por tan sólo medio metro me he salvado de hacerme algo en el brazo, la pierna no la siento. Al girar la cabeza el esta en la otra punta coceando y espantando a un pobre poni con una niña pequeña encima. Intento incorporarme con éxito a la primera aunque la cabeza me da vueltas

Todo el mundo me pregunta si estoy bien menos mi profesora, ella cortante y directa me dice ¿necesitas que te aguante las riendas o te subes sola? Me dirijo donde he abandonado a la bestia que parece más tranquila, no puedo subir con la pierna izquierda pero la derecha sigue entera. Vuelven a prepararme la pista y esta vez, no hay más errores. Sólo uno. Que el tiempo no se para y que he de bajarme a los cinco minutos para ducharle. Adoro esa sensación de adrenalina y riesgo.